miércoles, 7 de diciembre de 2011

Espiritualidad

Ahora que se acerca la navidad y Coca-Cola tiene todas las ciudades repletas de arboles navideños y viejos pascueros, comienzo a preguntarme que quiero para mi pequeño Gabriel, no que regalos, sino, en que quiero que crea.
" La magia esta en creer", dice la tan renombrada frase, utilizada por una multi tienda, la verdad me parece hermosa, la magia esta en creer en todo orden de cosas, desde algo fantastico como el viejito pascuero, san nicolas o santa claus, hasta creer en las propias cualidades para alcanzar una meta. Desde ese punto de vista, comenzar a creer no es malo. Pero en esta epoca me parece necesario ir mas alla y creer en Dios.
Durante mi vida he pasado por muchas etapas, he leido sobre numerosas religiones, cristianas y no cristianas, y todas apuntan a un ser superior, a Dios.
Tal vez el nacimiento de Jesus no sea para todos, tal vez tampoco para mi hijo, yo no profeso religion alguna, pero si creo importante reconocer que existe algo mas grande y poderoso que el ser humano y eso esta a la vista: mientras el ser humano insiste en crear maquinas lo mas parecidas posibles a si mismo, la naturaleza sigue su curso y la creacion mas sublime sigue tomando 9 meses en el vientre de las madres.
No creo que sea negativo creer en el viejito pascuero o santa, recuerdo de pequeña haberme quedado dormida en el living para poder verlo, era una gran ilusión, mucho mas que ver los regalos que traía. Era fantasia pura y mi padre se encargo de que creyera por el mayor tiempo posible. Quiero que mi hijito crea en el viejito pascuero o santa, también quiero que crea, tenga fé, en Dios, y que la navidad, mientras el descubre su camino y desida en que creer, sea una celebración para Dios, que los regalos que reciba los sienta especial.
Hemos disidido regalarle a nuestro hijo cada navidad, juguetes hechos por nosotros, esta navidad sera un corre pasillos y un juego de los colores, ah! y una casita de muñecas de cartón. Tambien tendrá su nacimiento hecho en genero para que pueda jugar.
Quiero crecer a mi hijo en la espiritualidad, quiero que sea humilde frente a la creación natural, respetuoso de cada ser y diferencia, que vaya por la vida y se sorprenda mil veces de ver el mismo pájaro, que cada cambio de estación lo ilusione, que mire, en el futuro, a sus propios hijos como una bendición. En esa espiritualidad, un poco de fantasía no esta mal.