lunes, 12 de septiembre de 2011

Un día de plaza

Hoy quiero compartir una experiencia de generosidad y amistad, no de mi, si no de mi hijo. Fui con mi hijito a la plaza como todos los días. Lo puse en el sector de arena y le pase sus juguetes de playa: palita, moldes y camión. Como siempre el tomo su pala y comenzó a recorrer la plaza, parando para tocar un juego aquí, un banco allá y agacharse a sentir la arena. Después jugamos a hacer moldecitos y el con alegría infinita los echaba abajo. En ese momento llego un papá con 2 niños, la mas grande quiso ir a los juegos así que dejo al mas pequeño (1y medio años) apoyado en un borde de la plaza con instrucciones de no moverse de ahí. Mi hijo soltó la pala y fue rápidamente hasta él y comenzó a hablarle y a tocarlo con su dedito, ante la indiferencia de su nuevo amiguito, mi bebé se quedo unos momentos en silencio y partió. Pensé que se había aburrido, pero no, fue a buscar su camión y se devolvió para ofrecerlo a su amigo, nuevamente este no reacciono, por lo que mi hijo fue a buscar un molde y se lo paso y el otro niño, nada. Llego su hermana mayor (4 años), besó a mi hijo en la mejilla, tomo el camión y el molde y se puso a jugar. Mi hijo se sintió tan feliz que se puso a aplaudir. Me sentí emocionada.

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